viernes, 5 de marzo de 2010

Padre he pecado - Siete Años




El misal nacarado de mi primera comunión tiene un marcador color oro. Las letras grises de su interior duermen en páginas de pergamino trasparente. Soy una niña inquieta por las cosas invisibles. Siempre quiero saber más. Juego con este regalo que tengo en mis manos abriendo las páginas al azar. Cuando veo el cielo que tú mismo hiciste y la luna y las estrellas que pusiste en él, pienso ¿Que es el hombre? ¿Qué es el ser humano? ¿Por qué lo recuerdas y te preocupas por él? Pues lo hiciste casi como un dios… Salmo 8 ¿Como un dios, pero cómo es Dios? Nadie me explica, porque nadie lo ha visto. Pienso en un Dios lejano.

La Catedral de Arecibo está pintada de azul claro. Su puerta enorme de madera me asusta pues siempre hay un viejito cojo pidiendo. Me mira con cara de tristeza. Camino mirando sus pies torcidos. Mi traje es corto de encajitos blancos abiertos como ojitos que miran. Mi mantilla larga cubre todo mi cabello. No alcanzo la pila de agua bendita. Mi madre con la yema de su dedo índice me persigna. Hago fila para mi primera confesión. Sara y Marita se me adelantaron. El confesionario tiene cortinas violetas. Escucho murmullos. Intento saber quien vive adentro. No veo su rostro.

Tengo miedo de hablar con alguien que no conozco. Pienso si los muertos irán a misa. Es aburrido. Los vitrales del Viacrucis dejan pasar los rayos de sol y veo a Jesús cargando la cruz. Siento que es mi culpa y no sé cómo se gana el cielo. En las clases de mi primera comunión me dicen que tengo que ser casi perfecta como Santo Domingo Sabio. Tengo que confesar pecados que invento. Abro mis labios y confieso. Ave María Purísima/ Sin pecado concebida (no logro entender este misterio de porque María nació sin pecado y yo no, Dios tiene favoritos) Padre he pecado, comienzo a recitar: a mi hermano Edward lo empujé porque no me quiso dar el lápiz mecánico que mi papá trajo de la oficina. Se cayó al piso con sus aparatos para caminar. Se lastimó mucho. A mi hermana Olguita le escondí la foto de un amigo preferido y piensa que fué David. Y a mi madre cuando me dá el beso en las noches me dice Lucita apaga la luz, no le obedezco. Enciendo una pequeña lamparita y leo Cuentos del Gallito quiquiriqui hasta quedarme dormida. En las mañanas me regaña porque no me despierto a tiempo. Escucho la voz de un hombre mayor que me dice te absuelvo de todos tus pecados. No quiero escuchar más. Me levanto corriendo al banco de mis amigas que tenían sus manos unidas rezando. ¿Qué penitencia te tocó? La que yo quiera…

2 comentarios:

margret dijo...

Recordé mi primera confesión. ¡Qué inocentes nuestros pecados de entonces! Un abrazo...

Anónimo dijo...

tu penitencia.....la que tu quisieras.....a mi me empujaron los 3 avemarias y un padre nuestro y el gloria......tiene que ser que el cura noto sinceridad en tu confesion y no en la mia.......
te quiero mucho Lucille. escribes tan lindo!